Los viajes corporativos, que parecían haber entrado en una suerte de veranito en el último trimestre del año con la paulatina reanudación de los vuelos comerciales, están otra vez en el centro de las preocupaciones empresariales. Es que con la llegada de la segunda y, en algunos casos, tercera ola de COVID-19 varios países modificaron el status de sus fronteras.
Los habituales traslados de ejecutivos que asumen nuevas posiciones internacionales y los viajes corporativos podrían verse otra vez afectados por las políticas de fronteras que están adoptando los diversos países.
Al ritmo de la evolución de los casos de COVID-19 y del tenor de las preocupaciones a nivel gubernamental, el status actual es bien diverso. Desde naciones que han cerrado por completo el ingreso desde el exterior o imponen cuarentenas al arribar, a otros que tienen políticas más flexibles, que solo exigen un test PCR «negativo» previo o incluso apenas una declaración jurada.
En la Argentina, desde el Estado ya se le solicitó a la Administración Nacional de Aviación Civil –ANAC– que las aerolíneas reduzcan en un 50% los vuelos desde y hacia Brasil. Mientras que las líneas aéreas tendrán que acotar en un 30% los viajes a Estados Unidos, Europa y México. Todas deberán modificar sus programaciones regulares a partir del 1 de febrero en el marco de la situación sanitaria. Ver artículo La Nación
En paralelo, en Estados Unidos, una de las primeras medidas que anunció a poco de asumir el nuevo presidente Joe Biden fue la de exigir que los viajeros que lleguen desde otros países realicen 72hs antes de subirse al avión un test de COVID-19 y cumplan, cuando arriben, con una cuarentena cuya duración aún no fue especificada.
El principal socio del Mercosur y uno de los principales destinos de los viajes corporativos originados en Argentina no exige por el momento cuarentena a los visitantes. Pero sí pide que aquellos que permanezcan en el país por un plazo no mayor a 90 días deban presentar a la compañía aérea un comprobante de seguro del viajero que tenga vigencia por toda la duración de la estadía.
Aunque la gran mayoría de los países que habitualmente reciben un flujo de turistas importantes solicitan pruebas PCR de COVID-19 negativas para poder ingresar, son varios los que por el momento no exigen cuarentena. De acuerdo a una nota de La Nación, en este listado se encuentran España, México, Brasil, Colombia, Ecuador, Bolivia, Cuba y Panamá. Ver artículo La Nación
Por el momento, Brasil tiene cerradas todas sus fronteras terrestres y marítimas a extranjeros. Desde el 30 de diciembre hizo también obligatorio la presentación de un test PCR «negativo» y la cumplimentación de la Declaración de Salud del Viajero (DSV). La misma debe ser entregada a la autoridad sanitaria al desembarcar para facilitar la localización del pasajero en los 14 días posteriores a su arribo.
En el caso de España, al igual que muchos de sus vecinos, por el momento sólo se admite el ingreso de viajeros que detenten pasaporte de la Unión Europea. Salvo casos puntuales, la fronteras están cerradas para los extracomunitarios. Además de este requisito se debe presentar un test RT-PCR realizado 72 hs antes de la llegada al país.
De acuerdo a La Nación, México es actualmente uno de los países con políticas más laxas ya que no ha adoptado restricciones para el ingreso de visitantes extranjeros. Solo deben completar una declaración jurada al llegar.
En la región andina, Colombia exige un test PCR «negativo» realizado en las 96 hs previas a la fecha de salida. En Ecuador, se aceptan pruebas tomadas hasta 10 días antes de la llegada. También se les solicita a los pasajeros que firmen una declaración jurada con su itinerario y datos de contacto.
Entre los países que tienen vigentes medidas más extremas se encuentra Uruguay. En la primera semana de enero, el gobierno de Luis Lacalle Pou decidió extender el cierre total de fronteras durante todo el mes y sacrificar así la temporada estival que tanto esperaba el sector turístico.
El gobierno oriental consideró que las medidas que había adoptado previamente en diciembre para atenuar el impacto del COVID-19 dieron como resultado una propagación del virus menor a la esperada. El 13 de enero pasado, Uruguay autorizó el ingreso en casos excepcionales, como extranjeros residentes en el país, y diplomáticos acreditados, entre otros. Ver artículo La Nación.
Un tema a seguir más allá del status de las fronteras es también el de la conectividad aérea. Si bien los vuelos comerciales regulares comenzaron a normalizarse en octubre con ciertas exigencias sanitarias, la segunda ola de la pandemia registrada en varios países tanto del hemisferio norte como sur volvió a imponer restricciones.
Así, por ejemplo, Aerolíneas Argentinas decidió cancelar al menos hasta abril sus frecuencias a Roma y Nueva York. Hace días también se supo que Air Italia y la neerlandesa KLM suspendieron temporalmente los vuelos que unen Buenos Aires con la capital italiana y Ámsterdam, respectivamente.