Las asociaciones público-privadas recobraron relevancia con la pandemia del COVID-19. Y ahora, bajo el paraguas del desarrollo de biosimilares, surgió un nuevo acuerdo en Brasil que conecta a estas dos esferas. Los protagonistas son los suizos de Sandoz y el Instituto Butantan.
Luego de que el año pasado, los suizos de Sandoz hayan cerrando un acuerdo de transferencia de tecnología con el Instituto brasileño Fiocruz, ahora dan un nuevo paso en la misma dirección al llegar a un entendimiento con el Instituto Butantan.
Fue para sellar un trato que pone en el centro de la escena a dos de sus biosimilares. Se trata de adalimumab y de etanercept, ambos indicados para el tratamiento de enfermedades autoinmunes e inflamatorias, como la artritis reumatoidea. Los biosimilares de Sandoz se comercializan en Brasil en función de que los biológicos –Humira, de Abbvie; y Enbrel, de Pfizer, respectivamente- perdieron la exclusividad de sus patentes.
La operación de Sandoz Brasil está liderada por el argentino Marcelo Belapolsky quien fue uno de los firmantes del acuerdo junto con Dimas Covas, el presidente del Instituto Butantan. El convenio denominado «Alianzas para el Desarrollo Productivo» –PDP, por sus siglas en portugués- tiene una vigencia de una década e implica que el estado brasileño se comprometa a adquirirle una parte del mercado público de estos productos a Sandoz -Novartis- y al Instituto Butantan. Ver galería
Según pudo conocer Pharmabiz, en un principio los biosimilares continuarán importándose desde Austria hasta que Butantan reciba el conjunto de la tecnología. Luego del décimo año, se estima que el instituto los comience a fabricar en Brasil.