Las imitaciones de las fragancias de lujo son moneda corriente. Sin embargo, la empresa de venta directa Reino fue más allá. Lanzó réplicas de perfumes que emulan al detalle a las fragancias top del segmento selectivo. Las ofrece hasta un 80% menos que las originales.
Las imitaciones de las fragancias de lujo no son una novedad. Se trata de líneas de bajo precio que emulan a los perfumes más sofisticados y están dirigidas a un público que no puede acceder a los productos originales.
Pero ahora, la empresa de venta directa Reino, propiedad del argentino Daniel Groppa, fue un paso más allá. Pharmabiz pudo comprobar, a través de una investigación propia, que la firma lanzó copias de fragancias que imitan de cabo a rabo los envases y el packaging de las marcas que están en el top ten de la canasta del lujo.
Con esta estrategia, la compañía nacional apunta a que los consumidores puedan tener una «réplica» de un producto original a un precio sustantivamente menor aunque a costa de pisar el resbaladizo terreno de la deslealtad comercial.
Pharmabiz pudo analizar que el principal blanco de las imitaciones fueron la francesa LVMH y la española Puig. El que está a cargo de la estrategia es Daniel Groppa, el dueño y fundador de la empresa argentina.
En su catálogo, correspondiente al mes de mayo, Reino lista presentaciones que copian al detalle a casi todas las marcas de la francesa LVMH, y a otras tantas de la española Puig, para tomar así la fama y la rentabilidad prestadas. Ver sitio.
De acuerdo al análisis llevado a cabo por Pharmabiz, los perfumes de Reino se ofrecen en un rango de precios que va desde los $400 (u$s 23) hasta los $800 (u$s 46). Es decir, pueden adquirirse hasta un 80% menos de lo que cuestan las marcas selectivas. Ver cuadro.
La empresa de venta directa, que fuera fundada en 1989 y que naciera como Reino de la Miel, tiene reproducciones casi exactas de las fragancias Miss Dior; y J’adore, de LVMH, ambas comercializadas a $2.010 (u$s 116). A la vez que de DKNY ($2.200/u$s 127) de Donna Karan. En este último caso, Reino no sólo replicó el envase sino que además realizó una mínima variación en el nombre original. Denominó a su producto como DNYG, y acentuó aún más la confusión.
La industria cosmética, al igual que la de farma, destina buena parte de sus presupuestos en investigación y desarrollo. Aunque la de farma se caracteriza por batallar en pos de que el sector de genéricos respete a rajatabla a sus patentes y a sus marcas. Sin embargo, parece que la cosmética transita por andariveles distintos en la Argentina.
Las comparaciones no terminan ahí. Reino también calcó a los principales caballitos de batalla de Puig. Tiene imitaciones que cuestan un cuarto de lo que salen las marcas CH ($1.630/u$s 94,3) y 212 ($2.160/u$s 125), de Carolina Herrera. También versionó a Nina ($1.700/u$s 98,3) bajo el nombre de Alessia, emulando una manzana con base de vidrio y tapa en metal, casi perfecta. Ricci Ricci ($1.170/u$s 63,3), fue bautizada como Pour La Vie y su moño rosa fue incrustado en una representación que podría confundir a cualquiera con el original. Ver catálogo.
Y otra que no pudo escaparle al duplicado de los creadores de Reino, fue Halloween ($1.750/u$s 101,2) de Jesús del Pozo. En este caso, la etiqueta de Reino se llama Praga y cuesta casi la mitad que el original. Ambos productos están teñidos de su violeta característico.
Llama la atención que esta nómina de fragancias, que están oficialmente publicadas en las diferentes campañas de Reino, no entren en una zona de litigio ni con las compañías creadoras ni con las oficinas de patentes y marcas.
La industria cosmética, al igual que la de farma, también destina buena parte de sus presupuestos al renglón de investigación y desarrollo. Aunque la de farma se caracteriza por batallar en pos de que el sector de genéricos respete a rajatabla a sus patentes y marcas. Sin embargo, parece que la cosmética transita por andariveles distintos, por lo menos en la Argentina.
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