Una cooperativa misionera está saliendo adelante con la colocación externa de materia prima. Busca financiamiento para desarrollar nuevos proyectos relacionados con la productividad de la región.
La Cooperativa Agrícola Picada Liberad de Misiones está trabajando a full. A pesar de que hace menos de un año estuvo al borde de la quiebra, ahora renació como el ave fénix y está embarcada en varios proyectos: invertir en el desarrollo de té clonal, desarrollar un barniz ecológico y exportar aceite de tung fraccionado. Su actividad está vinculada con la exportación de té. Y entra en competencia directa con los cerca de noventa establecimientos elaboradores industriales que están inscriptos en el país, entre los que se destacan Cafés La Virginia y Establecimiento Las Marías.
El repunte de la cooperativa estuvo estrechamente ligado a la asistencia financiera que recibió del Foncap, un fondo de capital social cuyo paquete accionario está repartido entre el Estado y el sector privado. Las exportaciones de té, foco principal de la primera etapa de asistencia financiera eran prefinanciadas por la banca formal, a través del ex Banco Almafuerte, de forma tal que la cooperativa adquiría la producción de los asociados, efectuándoles un adelanto para que pudiesen levantar la cosecha. Pero con la disolución del banco, la cooperativa tenía sus horas contadas.
Ahora, no sólo consiguieron llegar con el té a Chile, Inglaterra, Holanda, los Estados Unidos y Polonia sino que además, esperan conseguir u$s2,5 millones de té clonal. Por eso, no se quedan quietos y ya le están golpeando las puertas al Banco Interamericano de Desarrollo y al Fondo Especial del Tabaco, para conseguir fondos sustentables.
La cooperativa tiene uno de los secaderos más grandes de Misiones, una planta procesadora de yerba y la única fábrica de aceite de tung que hay en el país. Y quizás por el toque exótico que tiene este producto, probablemente el proyecto más ambicioso sea ampliar su línea de aceite, que actualmente comercializan a granel. Es un producto muy apreciado en los Estados Unidos y la apuesta es venderlo en forma fraccionada. Para ello, tendrán que meterse en un área hasta ahora poco explorada por la cooperativa: el marketing de productos. También piensan reposicionar las yerbas invirtiendo por el lado de la imagen. Sus marcas son Alicia, Sol y Oro y Sumaj y llegan, fundamentalmente, al interior del país.
La ruta del té
La producción argentina de té tiene su principal destino comercial en las exportaciones. El porcentaje suele fluctuar entre 85 y 95, y ha representado un ingreso de divisas de aproximadamente u$s40 millones promedio para las campañas de los años 1995-2001.
La preferencia de los consumidores argentinos aún se vuelca en los productos sustitutos o alternativos, tales como lo son la yerba mate, hierbas aromáticas y cafés. La participación argentina en el mercado mundial alcanza 3,5 por ciento. Hasta hace poco tiempo, sólo se comercializaba el producto en hebras, característica que ha disminuido sustancialmente, tanto en nuestro país como en otros mercados. El té se comercializa en diversas formas, desde saquitos de 2 gramos hasta bolsitas de polietireno u otro material similar con capacidad para un kilo. El consumo nacional de té fluctúa entre 95 y 250 gramos por persona al año, mientras que en el mundo promedia los 600 gramos.
El Fondo de Capital Social creado por el decreto del Poder Ejecutivo nacional en 1997, es un fondo fiduciario administrado por Foncap, cuya misión es romper las barreras de acceso al crédito para las microempresas de menores recursos económicos. El Estado argentino es dueño de 49% del paquete accionario y el restante 51% está en manos del sector privado. En la actualidad, aproximadamente 70% de las provincias y la totalidad de las regiones están siendo apoyadas y en todo el país promueven la capacitación o asistencia a través de alguna institución.
Por Cristina Kroll