El «factor Peretta» pone al desnudo un sector en el que se abren un sinnúmero de grietas. En la Argentina, el negocio de la farmacia perdió el esplendor de otrora y surgen múltiples interlocutores que intentan ganar espacio, a la vez que florecen superposiciones de diferente naturaleza. Lejos de achicarse, las mismas se amplifican al tiempo que escalan las pérdidas.
El fin de semana un entuerto relativo al sector minorista de farmacias puso en el tapete el tremendo rompecabezas que en la actualidad refleja el funcionamiento del canal de ventas, el hilo más delgado del eslabón de la comercialización.
Fue por esta razón que Pharmabiz se propuso armar una radiografía del sector, a pesar de que este medio, especializado en marketing y negocios, siempre se concentró en el desempeño empresarial y no en la labor de los colegios profesionales y de otros interlocutores de similar naturaleza.
En el canal de farmacias argentino tienen incidencia tres tipos de figuras: las cámaras empresarias, los colegios farmacéuticos y los sindicatos. Pero claro, como se trata de la Argentina, cada uno de esos brazos se bifurcan y se atribuyen representaciones superpuestas.
En la ciudad de Buenos Aires, por caso, hay dos cámaras yuxtapuestas: la Cámara Argentina de Farmacias (CAF); y la Asociación Propietarios de Farmacias Argentinas (ASOFAR), una cámara análoga surgida en el 2001. Las mismas a su vez, están enroladas en la federación FACAF. Este eslabón representa en teoría, la visión de la farmacia como empresa, y lleva su perspectiva en tanto brazo propietario y empleador.
Luego, los colegios farmacéuticos, que nuclean a profesionales graduados y que en la mayoría de las disciplinas ofician como controllers del ejercicio profesional y son entidades no lucrativas por su propia naturaleza, en Argentina mantienen sus particularidades. Albergan distintos convenios claves para la seguridad social, a la vez que actúan como agentes liquidadores e intermediarios ante la farmacia. Y este escalón, por supuesto, no le escapa a la grieta. Los colegios farmacéuticos de los diferentes distritos están nucleados asimismo en dos entidades que dividieron sus aguas desde el 2005: la COFA y la FEFARA.
Por último, los sindicatos representan a los empleados de farmacia que trabajan en relación de dependencia. En la ciudad de Buenos Aires y en el primer cordón del conurbano está la Asociación de Empleados de Farmacia (ADEF), enrolada en la federación FENAEMFA. Y en el resto de los distritos bonaerenses el que talla es el Sindicato de Empleados de Farmacia, que responde a la federación FATFA. Pero para que no falten los conflictos surgió la SAFYB. Se trata del sindicato creado en el 2006 por Marcelo Peretta, con la idea de representar a los farmacéuticos en relación de dependencia, los que ya están nucleados en los sindicatos mencionados. La SAFYB no tiene personería gremial ni en la ciudad de Buenos Aires ni en el conurbano, pero hace el pertinente barullo y la confusión se expande. Las ciudades en las que mantiene Personería Gremial están detalladas en la Resolución 480/2010 del por entonces Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. Ver Resolución 480/10.
Y como si no faltaran enredos, la SAFYB, difiere en apenas una letra con la SAFYBI, la Asociación Argentina de Farmacia y Bioquímica Industrial, entidad que engloba a los farmacéuticos que trabajan en el ámbito de la industria.
De todos modos, esta no sería la única disquisición a realizar. El colegio profesional agrupa en la ciudad de Buenos Aires tanto a farmacéuticos como a bioquímicos. Esta melange profesional que logró mixturarse, no sin problemas durante varios años, eclosionó con el surgimiento de la pandemia y de la mano de los autotests para coronavirus. Fue con este punto que crujieron los intereses. Mientras los bioquímicos querían a los autotests fuera de las farmacias, sus colegas farmacéuticos los veían como un producto natural a comercializar y parte de su zona de injerencia. Este matrimonio sin embargo, no se da en todos los distritos. En la provincia de Córdoba, farmacéuticos y bioquímicos están enrolados en instituciones y en trincheras diferentes.
Luego de todo este explicativo, surge secundario describir el entuerto que dio origen a esta nota. Un sindicato realizó un reclamo frente a la farmacia de la presidente de la COFA, ubicada en el partido de Berazategui. Todo fue liderado por Marcelo Peretta, el principal referente de esta agrupación gremial, quien se acercó recientemente a la política nacional mediante la dirigente del PRO, Patricia Bullrich. Ver Diario Perfil.
En los foros de farmacéuticos se machaca sobre su postura antivacunas, justo por ser un profesional formado en farmacia y también por su vedettismo en los medios de comunicación, lugar al que le ha sacado punta a falta de interlocutores en un sector que siempre prefiere el «no comments».
Por último, cabe señalar el rol de la industria. Desde la trinchera de los laboratorios y con la aparición de Farmacity se ha abonado consecutivamente por la fragmentación del canal de ventas. El objetivo fue siempre intentar que las farmacias estén super atomizadas en pos de que no surja un gran comprador que imponga sus condiciones comerciales en función de su gran escala. Este objetivo que a simple vista presenta su lógica comercial, caló hondo y hoy todo el canal de farmacias se encuentra diezmado. La foto del fin de semana es tan solo un botón de muestra.
Excelente newsletter Cristina.
Buen articulo que intenta llevar algo de luz a todo este asunto, sin embargo contiene algunos errores , a saber en la provincia de Buenos Aires los farmacéuticos y los bioquímicos están representados por distintos colegios profesionales, (www.colfarma.info y http://www.colebioqpba.org.ar), en CABA si estan representados por un mismo colegio.
Con respecto a los autotest de COVID la pretensión de Peretta era que los farmacéuticos realizaran los test , lo cual implica invadir las incumbencias de los bioquímicos ( a los que dice representar y que están callados al respecto).
Excelente nota!! Muy esclarecedora.