La 12ª Conferencia Ministerial de la OMC finalmente pudo dar a luz al Paquete de Ginebra, una serie de acuerdos «sin precedentes» entre los que resalta la exención de derechos intelectuales para las vacunas anti COVID-19. Muchos analistas ya adelantan que el dilatado acuerdo sobre vacunas no tendrá ningún impacto.
La Organización Mundial del Comercio (OMC) dio a conocer el viernes una serie de acuerdos sobre la salud y la seguridad alimentaria que incluyen la renuncia a las patentes de las vacunas COVID-19. En ese marco, el grupo de 164 países acordó una exención parcial de la propiedad intelectual en materia COVID-19 a efecto de permitir que los países en desarrollo puedan producir y exportar vacunas.
Después de cinco días de negociaciones en Ginebra, el director general de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, aseguró que se alcanzaron acuerdos «sin precedentes», que «marcarán una diferencia en la vida de las personas en todo el mundo». Sin embargo, el dato que resalta es que el acuerdo que atañe a las vacunas COVID-19 es bien diluido en comparación con algunas de las propuestas originales. Solo durará cinco años e incluye únicamente vacunas, mientras que deja afuera a los tratamientos y devices.
El debate había dividido a la OMC durante casi dos años, e incluso la semana pasada requirió de 36 horas de tiempo extra a efectos de cerrar las negociaciones. El acuerdo final permite a los países en desarrollo limitar los derechos de patente establecidos por el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC) de 1995 al autorizar el uso de ingredientes y procesos patentados que sean requeridos para la producción y suministro de vacunas contra el COVID-19 sin el consentimiento del titular del derecho.
Los estados miembros podrán efectuar tal autorización mediante cualquier instrumento disponible en su propia legislación, por ejemplo, órdenes ejecutivas, decretos de emergencia y autorizaciones gubernamentales de uso, se tenga o no un régimen de licencias obligatorias. Y hay otro detalle relevante. Los países serán capaces de autorizar el uso no solo para abastecer su mercado interno sino que pueden permitir que cualquier proporción de los productos fabricados sea exportada a otros miembros de la OMC, incluso a través de asociaciones internacionales o regionales. Se insta, sin embargo, a los países en desarrollo que ya cuentan con una capacidad instalada para fabricar vacunas contra el COVID-19 a que asuman un compromiso de no acogerse a la decisión. Ver borrador de la OMC.
La cámara que nuclea a los laboratorios argentinos de mayor relevancia, CILFA, celebró el acuerdo y afirmó que antepone el derecho a la salud sobre los derechos privados monopólicos de las patentes. Aunque claro, el acuerdo fue criticado por muchos actores en ambos lados del debate. Los grandes multis, incluyendo a los laboratorios como Pfizer, Moderna y AstraZeneca, lucharon arduamente para evitar que las naciones socavaran el marco de propiedad intelectual que les permitía producir múltiples vacunas viables contra el COVID-19 en un tiempo record. E incluso figuras que reclamaron por un acuerdo afirman que el resultado tendrá escaso impacto. Ver CILFA: patentes vacunas, su posición».
La International Federation of Pharmaceutical Manufacturers & Associations (IFPMA) argumenta que la premisa de una exención de propiedad intelectual para las vacunas contra el COVID-19 fue defectuosa desde el principio y que a su vez, no se halla evidencia de que la PI se haya constituido en una barrera para la producción o el acceso a vacunas COVID-19. Su director general Thomas Cueni dijo que la decisión de la OMC es «un perjuicio para los científicos que no dejaron piedra sin remover y socava las asociaciones de fabricación en todos los continentes. El factor individual más importante que afecta la escasez de vacunas no es la propiedad intelectual, sino el comercio. Esto no ha sido abordado por la OMC». Ver comunicado.
Por otro lado, varios actores dicen que la negociación tardó demasiado tiempo y el esfuerzo mundial para fabricar funcionó tan rápido que hoy por hoy, lo que se registra es un exceso de vacunas, y no una falta. Según datos de la European Federation of Pharmaceutical Industries and Associations (EFPIA), hasta mayo, había 2.100 millones de dosis en stock y su producción ha superado constantemente la cantidad de dosis administradas. Ver datos de la EFPIA.
Y mientras la OTC asegura que el acuerdo debe facilitar la exportación de vacunas desde países en desarrollo, surge la voz de Piyush Goyal, un defensor clave de la exención de la propiedad intelectual, el ministro de comercio de la India. Goyal dice que «ni una sola planta de vacunas vendrá con este acuerdo», en función de que los fabricantes ya pudieron producir un exceso de oferta. “Lo que estamos recibiendo está completamente a medias y no nos permitirá fabricar ninguna vacuna. Las vacunas ya han perdido relevancia. Es demasiado tarde; ya no hay demanda de vacunas”. Ver comunicado del Ministro indio.
Max Lawson, co-presidente de la organización activista People’s Vaccine Alliance fue más tajante. «En pocas palabras, es un truco tecnocrático destinado a salvar reputaciones, no vidas», aseguró. Ver comunicado.
A su vez, la OMC publicó una declaración ministerial sobre su respuesta al COVID-19 y en relación a la preparación para futuras pandemias. En este documento, se señala que la pandemia puso de relieve la importancia de trabajar para mejorar el acceso a vacunas, terapias y diagnósticos y reconoce el papel del sistema multilateral de comercio a efectos de apoyar a la expansión y diversificación de la producción de bienes y servicios esenciales, incluso mediante la identificación de oportunidades y la eliminación de barreras.
Se asegura asimismo, que la OMC está comprometida con la transparencia de información, tendiente a permitir que los miembros identifiquen rápidamente las posibles interrupciones en las cadenas de suministro durante futuras pandemias. Y mientras reconoce que los miembros pueden aplicar restricciones a la exportación para proteger la vida y la salud en sus territorios, señala que la intención será ejercer moderación en la imposición de restricciones.
Con miras a acelerar el acceso a vacunas, terapias, diagnósticos y otros productos esenciales, la declaración alienta a la cooperación regulatoria y al intercambio de información regulatoria de forma voluntaria. Concluye que se requiere una capacidad productiva, científica y tecnológica fortalecida en todo el mundo a efectos de aumentar el nivel de preparación global para futuras pandemias así como desarrollar soluciones a otras crisis de salud pública como el VIH/SIDA, la tuberculosis, la malaria, las enfermedades tropicales desatendidas, así como para diversificar las ubicaciones de fabricación a escala global. Ver declaración de la OMC.