El marketing farmacéutico ya llegó hasta el Vaticano.
Desde allí, la máxima autoridad religiosa, el Papa Francisco, salió a promover la fórmula de la «Misericordina» entre los feligreses. Ver artículo.
En un packaging con ilustraciones alusivas a las medicinas cardiovasculares, el producto tiene incluso un prospecto propio.
Dentro de la caja, puede encontrarse un rosario y las indicaciones publicadas en cuatro idiomas.