Las peluquerías, que permanecieron cerradas durante cuatro meses en la Ciudad de Buenos Aires, levantan hoy sus persianas. En esta segunda parte del año en la que arrastran ingentes deudas, los salones verán su actividad mermada ya que los protocolos no permiten a los equipos full.

El comercio minorista se vio fuertemente golpeado desde el inicio de la cuarentena el viernes 20 de marzo. Aunque no todos los canales sintieron el impacto con la misma intensidad. Las peluquerías sin dudas fueron junto con la indumentaria y el calzado uno de los rubros más afectados.

Sin embargo, las tiendas de venta de ropa podían abrir en tanto no estuvieran ubicadas en las grandes avenidas o en los centros de transbordo. Mientras que las peluquerías fueron el único formato comercial que se vio plenamente inhibido de operar, en función de las restricciones impuestas por el Estado y relativas al aislamiento obligatorio.

Los salones de belleza, que en el interior del país pudieron reabrir gradualmente, ahora vuelven a funcionar en la Ciudad de Buenos Aires luego de implementar protocolos de seguridad, turnos y distanciamiento social. En el distrito incluso hay documentos híper detallados que listan las medidas a tomar. 

Los locales que solo podrán abrir desde las 11 am tendrán que acatar medidas para esta «nueva normalidad» y tener preparado un nuevo layout de atención. Pero las obligaciones también corren para los clientes. Todos deberán sacar turno previo, a la vez que asistir con barbijo.

El protocolo para la Capital Federal establece que la atención será únicamente con turno previo. Según la disposición, no puede haber dentro del establecimiento personas en situación de “espera a ser atendido”, y en caso de que eso sucediera, el cliente deberá permanecer fuera del local. En tanto, los trabajadores considerados dentro del grupo de riesgo «están dispensados del deber de asistencia». Ver protocolo CABA.

De hecho, la Federación Nacional de Trabajadores de Peluquería, Estética y Afines; la Confederación General de Peluqueros y Peinadores de Argentina; la Federación Argentina de Peinadores y Afines, y otras entidades pares de la Provincia de Buenos Aires- le pusieron la firma al protocolo de prácticas para la actividad. El mismo establece que los empleados deben recibir capacitación en los aspectos de seguridad y limpieza, en el uso de equipos de protección, en el distanciamiento entre trabajadores, entre otras cuestiones. Ver protocolo Fe.N.T.P.E.A.

Al ingresar al establecimiento, los estilistas deben higienizar sus zapatos y manos con elementos provistos por la firma y a cada uno de ellos se le tomará la temperatura. «Si resulta igual o mayor a 37.5° se impedirá el acceso y se efectuarán las correspondientes notificaciones activando el protocolo de alerta», reza el documento.

Tal como sucede en otras industrias, poner en marcha los protocolos -con el equipamiento de limpieza, los elementos de higienización y protección para los empleados, los sistemas de turnos, entre otros- significa mayores gastos. Las medidas mencionadas tienen un costo que se agrega a los habituales de la operación y que se debieron seguir abonando, como el alquiler, las expensas, los servicios y los impuestos.

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