Sidus y Cassará esperan competir con sus productos en Europa y en Norteamérica a partir del año que viene. Sólo en los EE.UU. este tipo de medicinas facturaron u$s22.300 M durante el 2003

El 2005 se presenta como un escenario promisorio para algunos laboratorios nacionales que se lanzarán sobre los mercados de los EE.UU. y Europa para morderle parte de la participación a las multinacionales del sector.

Sucede que a partir del año próximo comienzan a expirar las patentes de algunas medicinas biotecnológicas que comenzaron a registrarse durante los 80 en países centrales. Por eso, Sidus y Cassará -los principales jugadores locales en este campo- aspiran a consolidar su presencia en los mercados desarrollados, donde los volúmenes de compra pueden resultar algo más tentadores que en la región.

En este marco, las norteamericanas Amgen y Genentech ya se están preparando para la batalla, ya que ambas están a punto de perder sus primeras protecciones. Y no es para menos: sólo en los EE.UU. los biotecnológicos facturaron u$s22.300 M durante 2003, según la auditora IMS Health. Al mismo tiempo, para los locales «la pelea no será sencilla«, según analistas.

La fecha oficial para que comiencen a caer las primeras marcas está fijada en 2005, aunque las megacompañías tienen la opción de agregar nuevos claims o barreras de entrada para impedir la llegada de los biogenéricos -tal como se denomina a los genéricos biotecnológicos-. A estas horas, la Food and Drug Administration (FDA) está sentando el marco legal que regulará la producción de las versiones genéricas en este terreno.

Este sector, que surgió hace unos 25 años, todavía no comenzó a transitar la lucha que le impondrían las copias baratas. Aunque ya está en condiciones de tomar nota de la experiencia que están atravesando sus primos hermanos, los fármacos tradicionales producidos sobre la base de síntesis química.

Para entrar a jugar en este nuevo escenario, los locales Sidus y Pablo Cassará ya se calzaron los guantes. Jorge Cassará, el gerente general del laboratorio que lleva el nombre de su padre, tiene entre sus planes montar una nueva planta en el polo farmacéutico de Lugano para concentrarse en el rubro.

La inversión será con fondos propios, luego de haberse frustrado el proyecto de la empresa Rein Inmuno a la que le habían dado forma en Holanda asociados con un fondo de inversión de ese país. El objetivo era comenzar a cotizar en Bolsa para capitalizar la compañía y, de esa manera, financiar el desarrollo de productos biotecnológicos en los países centrales. «Pero cuando se cayó la burbuja de las tecnológicas el proyecto se desvaneció y le terminamos recomprando las acciones a nuestros socios europeos«, dijo Cassará a días de cerrar la operación.

La Argentina exportó durante 2001 cerca de u$s47 M en productos para la salud obtenidos por biotecnología, según un estudio del Programa de Fortalecimiento Comercial BID 2003. En Cassará afirman que comenzaron en 1990 su experiencia con biotecnológicos y hoy le reportan el 40% de sus ventas.

El Grupo Sidus es otro que está invirtiendo en este terreno. Su incursión en tecnología está ligada al desarrollo de vacas transgénicas a partir de las cuales es posible producir suficiente hormona de crecimiento humano como para abastecer a todo el mercado latinoamericano. Veinte de ellas serían suficientes para cubrir la demanda mundial de la sustancia que se utiliza para tratar el enanismo hipofisario, un mercado de u$s1.000 M anuales.

La amenaza asiática

Mientras estos dos importantes jugadores argentinos se preparan para la batalla, tienen claro que no serán los únicos interesados. De hecho, los laboratorios coreanos y chinos ya están ubicados en la línea de largada. Las fuentes consultadas coinciden en que los locales cuentan con una buena imagen entre las autoridades sanitarias del Primer Mundo. Aunque los asiáticos tiran los precios muy a la baja y por eso algunos entienden que ése resultará un factor decisivo para convencer a los compradores, que en general son los Estados nacionales.

Por Cristina Kroll

Palabras clave: Sidus, Cassará

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