Japan Lips abrió su primer local sobre la avenida Santa Fe hace una semana, y durante este mes concretará la apertura de la segunda sucursal de la cadena de perfumerías en el barrio de Flores. El plan es llegar a treinta bocas en Capital y Gran Buenos Aires en el mediano plazo, para lo cual la sociedad -bautizada Lips S.A.– estima invertir cerca de u$s1,4 millón. El 60% del staff es de origen oriental. Sus dueños pretenden revalorizar el perfil de la comunidad ligado con el servicio, la cordialidad y el buen trato. La familia Shinzato, creadora de este emprendimiento, hace cuarenta años que está vinculada al rubro, cuando decidió apostar en un segmento poco habitual para los japoneses que se habían especializado en nichos como tintorerías o el negocio de las flores.

Los locales de Japan Lips tienen 250 metros cuadrados y albergan más de 5.000 referencias. La idea es que el consumidor encuentre cualquier marca que exista en el mercado y que pueda realizar todas sus compras de higiene y tocador en un mismo lugar. La cadena quiere basar el eje de sus ventas en los artículos de consumo diario tales como jabones, champúes y desodorantes, al tiempo que tiene múltiples líneas de tratamiento y de perfumería premium.

En la estrategia de relación con el consumidor esperan combinar calidad con precios competitivos de cara al nuevo bolsillo promedio que surgió en la economía argentina.

Leonardo Shinzato, gerente general de Japan Lips, cree que en estos tres últimos años, en donde la recesión comenzó a pegar fuerte, hay ciertos formatos que mostraron debilidades. Por eso diseñaron un concepto de negocio acorde a la nueva Argentina. En la firma apuntan a consolidar un ticket promedio de $27, con artículos que en este escenario son en su mayoría de manufactura local y conforman 80% del stock.

Por ahora, Japan Lips comercializa productos ligados con la belleza y el bienestar, aunque no descarta, según la evolución del negocio, cerrar en el futuro alianzas estratégicas para cubrir nuevos rubros. A estas horas todavía no tiene determinado cuál será el techo de su propuesta.

Cambio de escenario

Con esta iniciativa, los analistas observan un nuevo modelo de retail en el que el self service ocupa un lugar destacado en relación con la típica demanda de venta asistida que prevaleció en este rubro. «La irrupción de las cadenas de supermercados en los ’90 cambió la manera de comprar a la gente”, afirmó Shinzato. Por eso, la idea es proponer un tipo de compra en la que las consumidoras se sientan atraídas por una perfumería que sea placentera, divertida y relajante.

Según José Luis Petralia, de la consultora Petralia & Asociados, la perfumería se está orientando hacia lo masivo. Por eso, cree que lo selectivo quedaría reducido al ámbito de los shoppings. Petralia afirmó que «el súper está perdiendo la típica compra mensual y por eso aparecen estos nuevos formatos que intentan captar a los consumidores que buscan los comercios de cercanías«.

Un mapa de la competencia en perfumerías estaría conformado por el PerfuGroup, que tiene treinta y dos locales bajo las marcas Alea, Ana María, Beli, Kolbo, Look, Michelle, Mickey y Nolahe. El grupo está sacando una nueva marca de perfumerías al mercado, MeDany, con catorce puntos de venta, se está reconvirtiendo a ColorWorld. Rouge tiene once sucursales en Capital Federal, y aunque Farmacity sea clasificada como una farmacia, sus cincuenta locales también entran en competencia en este terreno. Hay marcas que apuntan a públicos más selectivos como los locales de Harpes, y hay otras marcas que ya se retiraron: es el caso de Substance, que levantó campamento poco después de la devaluación.

Por Cristina Kroll

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