Por segunda vez, el laboratorio norteamericano Eli Lilly decide cerrar su filial en la Argentina. La primera fue en la década del 80, y durante la presidencia de Raúl Alfonsín cuando su retirada dejó desabastecido de insulinas al mercado. Esta vez anudó un acuerdo de representación con el laboratorio nacional Raffo, quien seguirá comercializando su portafolio de productos en el país. Despide al 100% del personal.
No va mássss. Esa fue la determinación que tomó el laboratorio Eli Lilly especializado en diabetes y en segmentos de alta complejidad. Así, aunque con matices, se suma a la lista de laboratorios extranjeros que se bajan del mercado local, tales como los franceses de Pierre Fabre que se retiraron el año pasado.
De todas maneras, no es la primera vez que Lilly da un paso en esta dirección. En la década del ’80 la multi también había levantado campamento, cuando arisca al control de precios dejó en ascuas a los usuarios de insulinas. En ese momento la empresa, encabezada por David Ricks, a nivel global, era la reina del mercado. Todavía no habían surgido las insulinas de la danesa Novo Nordisk y de la francesa Sanofi– y el impacto fue de grandes dimensiones a nivel político-sanitario.
La salida sin embargo no será únicamente del mercado argentino. La multi está replicando esta estrategia en Chile, Perú, Ecuador y Centroamérica, donde se hará cargo el grupo Tecnofarma, estructura regional, de la que también el laboratorio Raffo forma parte.
Ahora, 30 años después, esta retirada ya tiene anudado un acuerdo de licenciamiento con el laboratorio nacional Raffo que se quedará con la representación del total de su portafolio. En paralelo, su staff conformado por cerca de 160 empleados será completamente desvinculado. El equipo comprende al staff de marketing y ventas, al personal administrativo, al de control de calidad, así como al team directivo. Este último, integrado por Leonardo Romero como gerente de Recursos Humanos; y Juan Sánchez de Bock como director de Finanzas, estaba completamente en tema desde hace un semestre cuando comenzaron las negociaciones con tres laboratorios nacionales.
El contexto político siempre fue decisivo para cada una de las determinaciones tomadas por Lilly. De hecho, la llave que llevó a que la empresa regrese al país en los noventa, fue la política cambiaria de convertibilidad, la que estuvo vigente durante la presidencia de Carlos Saúl Menem. Ahora la ecuación financiera no vuelve a cerrar con precios por debajo de la inflación, limitaciones para girar utilidades, y otros condimentos como el corset que impone el PAMI.
Todos prefirieron alinearse con la casa matriz y no deslizar ni un dato puertas adentro de la compañía. Súper exitosos con esa misión, la mayoría de ellos, retendrá un cargo en Lilly para la región. En paralelo, se espera que el gerente general Felipe Borges dos Reis designado durante la cuarentena y que nunca estuvo interesado en bajar a la Argentina, también tendrá la recompensa corporativa de seguir escalando en la corporación. Claro que también hay que listar en este team a Martín Skubic, el Alliance & Business Development que siguió palmo a palmo las negociaciones con los potenciales partners locales.
En este barajar y dar de nuevo, los productos que quedarán bajo el ala de Raffo son las insulinas Humalog, Humulin, y Basaglar; el hipoglucemiante Trulicity: el Glucagon, para la diabetes; Cialis, para la disfunción eréctil; los antidepresivos Prozac y Cymbalta; los oncológicos Cyramza, Verzenio, Alimta, y Gemtro; la terapia para la artritis reumatoide Olumiant; el tratamiento para la esquizofrenia Zyprexa. La lista se completa con Taltz para psoriasis, Strattera, para el déficit de atención; y Evista, para la osteoporosis. Todo el conjunto venía generando una facturación de cerca de $2.600 millones (u$s 25 millones) anuales, según las auditorías de mercado.
La retirada de Lilly de la Argentina implica el adiós a las oficinas que la multi alquilaba en Tronador 4890 en el Panamericana Plaza un edificio lindante al shopping Dot. Allí convivían con otras farmacéuticas tales como la Merck alemana y con la japonesa Takeda, antes de su mudanza. Aunque en la práctica, y desde la cuarentena que arrancó en la Argentina en marzo de 2020, nadie concurría a las oficinas, lo que facilitó la «operación salida» en modo mutis por el foro.
Durante este fin de semana los empleados que todavía mantienen relación con la empresa hasta el 31 de julio no contaban con los detalles sobre el paquete de salida que les ofrecerá la compañía. Todo está bajo la cancha del buffet de Brons & Salas, que siempre llevó los asuntos legales de la multi en el país. De hecho, hoy la firma no cuenta ni siquiera con un director de Legales de su propia cantera.
La empresa en realidad ya había dado su primera señal al bajarse del PAMI. Pharmabiz publicó esta semana, que la multi le puso punto final a su participación en el convenio. A través de una carta firmada por Fernando Miranda, el Price, Reimbursement and Market Access manager de la filial local había explicado que el aumento progresivo de los costos de importación y comercialización generados por la inflación y la devaluación, no permiten mantener las condiciones actuales para que nuestros productos permanezcan en el convenio». Ver artículo Lilly se baja del PAMI, insulinas.
El diario Infobae además ya reflejó esta noticia en su edición de hoy. Ver Infobae.
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