A las empresas de salud se les hace difícil comprar y mantener equipamientos que cotizan en moneda norteamericana. El sector reclama un dólar sanitario
Desde la devaluación, el sector de salud no ha realizado compras importantes en materia de tecnología como lo hizo naturalmente durante la década del ’90. Aunque el problema que plantean algunos empresarios es que no sólo se les hace cuesta arriba comprar nuevos activos, sino que también es altamente costoso mantener los equipos para que sigan funcionando.
Heriberto Marotta, director de la Clínica de Ojos Santa Lucía, afirmó que la oftalmología argentina está situada a la altura del Primer Mundo. Aseguró, además, que el excelente nivel se basa en la alta calificación de los profesionales y también en los estándares de la aparatología que hasta ahora se ofrecía en el país. Sin embargo, argumento que ya están apareciendo problemas en el sector en la medida en que hay que realizar el mantenimiento de los equipos. Marotta citó un ejemplo: un excimer laser que cuesta cerca de u$s500.000 y se utiliza para intervenciones oculares tiene un costo de mantenimiento de entre 40.000 y 50.000 dólares al año. En el país hay representantes de todos los fabricantes. Sin embargo, ninguna de estas tecnologías se desarrolla en la Argentina.
Reclamo sectorial
Esta situación implica que la marcha del sector esta muy atada a la dinámica de las importaciones. Algunos de los principales fabricantes en este segmento son Alcon Surgical y Meditec.
Ante este panorama, los actores del sector reclaman un dólar sanitario, o alguna ventaja de tipo impositiva. Afirman que esta medida es necesaria para poder brindar a la población la calidad de atención médica que se merece. Claro que este problema no es privativo de ninguna especialidad médica. Abarca al conjunto del cluster de salud.
Alfredo Rodriguez, jefe de Hemodinamia del Sanatorio Otamendi, dijo a INFOBAE que en este momento están refinanciando varios contratos que realizaron antes de la devaluación. Hace más de un año le compraron equipamiento a General Electric para realizar angioplastias. Es un activo de punta que funciona en ciertos centros de hemodinamia y fue vendido por u$s1 millón. Ahora el Otamendi tiene que realizar pagos de u$s18.000 mensuales y por eso está en tratativas para extender los plazos de pago.
Claro que éste no es el único problema. Una lámpara para ese mismo equipo cuesta entre 60.000 y 80.000 dólares, por lo cual a su vez le contratan un seguro a General Electric que cuesta u$s2.500 por mes. Rodriguez señala que realizar el update de la tecnología se está haciendo muy difícil a raíz de que las empresas de salud facturan en pesos mientras que la mayoría de sus proveedores siguen dolarizados.
Proveedores de punta
Normalmente, la tecnología médica debe renovarse cada dos años. Pero como los precios se han disparado, los analistas consideran que en el 2003 se producirá un serio retraso en materia de salud.
En este mercado, los equipos siguen marcados a precios internacionales. No sucede como en otros sectores en los cuales las compañías tienen chances de adaptar los precios al nivel del consumidor local. Es que en el segmento de la tecnología médica los volúmenes de ventas son acotados y a las empresas no les conviene realizar reajustes específicos para el mercado argentino. Los equipos en general provienen de Alemania o de los Estados Unidos y los fabricantes exigen riguroso cash.
Los principales proveedores del sector son Siemens, Philips y General Electric. Según el INDEC, que refleja sus mediciones en la matriz de insumo-producto, 62% de los aparatos médicos, instrumentos ópticos y de precisión son de naturaleza importada.
Por Cristina Kroll