Es harto conocido que en el mercado argentino los anticonceptivos se comercializan mayoritariamente sin receta médica. En este verano me tocó presenciar la venta de «La Pastilla del Día Después» sin la correspondiente prescripción. Si bien es una práctica extendida, se convierte en una posibilidad de reflejar esta realidad.
Se sabe que las recetas médicas a pesar de constituirse en un documento y en un requisito obligatorio que las farmacias deben solicitar no siempre toman el valor correspondiente.
Y una de las categorías en las que las prescripciones no se exigen a pie juntillas es la de los anticonceptivos. En términos generales, casi todos conocen que estas recetas no se piden y la mayoría de los jóvenes ni siquiera están al tanto acerca de que este tipo de medicamentos son «bajo receta» y más bien sobreentienden que son de tipo OTC.
En este verano 2020 me tocó de forma personal asistir a la farmacia Castillo de Cariló el jueves 13 de febrero, donde un dúo de jóvenes solicitaba «la pastilla del día después», y la vendedora le entregaba la correspondiente caja sin reclamar ningún tipo de prescripción.
Se conoce de memoria que esta clase de medicamentos «de urgencia» son dispensados sin ninguna documentación en casi todas las farmacias argentinas. Pero vale el ejemplo de todas maneras. Incluso la normativa de la receta choca de frente con la recomendación de que la píldora debe tomarse dentro de las primeras 12 horas. Ver protocolo AHE.
Las marcas del «Día Después» que se comercializan en el mercado local son Secufem 1.5 de Elea-Phoenix; Segurite UD de Raffo; Ovulol UD de Microsules; y Norgestrel Max, de Biotenk. Todas a base de levonorgestrel.
Los anticonceptivos hormonales de emergencia están incluidos en el protocolo de salud sexual y reproductiva del Ministerio de Salud de la Nación que garantiza la entrega gratuita de estos productos en todos los centros de salud y hospitales, en el marco de la ley 25.673. También a través de obras sociales y prepagas.
