Clínicas y sanatorios, al borde de la quiebra masiva
«Las empresas de salud de la República Argentina están al borde del abismo» y le están reclamando inmediatas medidas al Gobierno porque, de lo contrario, «el sector va a quedar diezmado«, aseguraron ayer en una reunión con la prensa Francisco Díaz y Jorge Cherro, directivos de Adecra y Aclife, entidades que agrupan a clínicas, sanatorios y hospitales privados.
Díaz afirmó a Infobae que las obras sociales nacionales y provinciales, junto al PAMI y las prepagas, le deben, en conjunto, $2.746 millones. En particular, la deuda del PAMI es de $1.000 millones y corresponde al período septiembre 2002-abril de 2003. «Sabemos que ellos también enfrentan problemas, pero nosotros no podemos seguir siendo los financiadores del sector«, dijo Cherro.
Según Adecra, el sector privado brinda en la Argentina el 70% de las prestaciones de alta complejidad, al tiempo que un informe del Banco Mundial afirma que el 51% de la población argentina es atendida en clínicas y sanatorios privados. Por eso, aseguran que el servicio que brindan tiene tanta importancia como el estatal, que después de la devaluación se vio desbordado por los pacientes que quedaron sin cobertura.
Otro tema que elevan a las autoridades es el de la presión impositiva, ya que tienen 23,17% de carga sobre sus costos. De ese total, 11,88% corresponde a contribuciones y cargas sociales, 4,12% a IVA, 3,52% a ingresos brutos, 1,60% a ganancia mínima presunta, 1,32% a impuesto al cheque y 0,73% a ganancias. Lo paradójico, según Cherro, es que la ganancia presunta es abonada sobre un monto que no se percibe, ya que las obras sociales, el PAMI y las prepagas no pagan las deudas.
Además, hasta el 10 de diciembre está vigente la Ley de Emergencia Sanitaria por la cual están vedadas las demandas a las obras sociales, 34 de las cuales se encuentran en proceso de concurso o quiebra. Según Díaz, la crisis del sector se ha generado por varios motivos, y uno de los más críticos es que deben comprar insumos que, en muchos casos, cotizan en dólares.
Cristina Kroll