Apretadas por las menores ganancias, las farmacéuticas continúan de matrimonio. En el mercado local causaría un fuerte impacto y se ubicaría en el tercer puesto al sumar una facturación anual cercana a los u$s200 millones.
Daba la sensación de que las megaoperaciones farmacéuticas habían llegado a su fin. Pero no. Ayer muchos de los ejecutivos locales de estos megalaboratorios se enteraron que Pfizer, el laboratorio mejor posicionado en el mundo, compró a su competidor Pharmacia.
Y con este nuevo movimiento en el tablero de la industria de los medicamentos, daría la impresión de que nunca es suficiente el tamaño para seguir liderando. No hay que olvidar que en el 2000 fue de por sí grandilocuente la fusión internacional entre Pharmacia & Upjohn y Searle, del Grupo Monsanto que en la Argentina tuvo un condimento adicional, porque Searle había adquirido el laboratorio local Sintyal en 1997.
En esa época, Pharmacia trepó varias posiciones en el mercado local y peleó siempre un cuarto y quinto puesto hasta alcanzar u$s133 millones de facturación durante el año pasado. Mientras que Pfizer había ocupado las primeras planas unos meses antes cuando compró Warner-Lambert por u$s90.000 millones.
Sin embargo, en la plaza local, a pesar de ser un líder global, mantuvo históricamente una operación pequeña. Tal es así que hoy se ubica en el escalón 23 con una facturación de u$s47 millones anuales.
En la Argentina, este matrimonio sumaría cerca de u$s200 millones anuales, lo que ubicaría a esta nueva empresa en el tercer lugar del mercado criollo, después de Roemmers y Bagó o Roche, que alternativamente pelean el segundo puesto. Aunque en el mundo, la nueva mega farmacéutica prevé facturar cerca de u$s48.000 millones.
La compra de Pharmacia involucra u$s60.000 millones en acciones. Los accionistas de Pharmacia recibirán 1,4 título de Pfizer por cada uno de los suyos y la oferta de Pfizer será equivalente a 23,7 veces el beneficio estimado de Pharmacia en el 2002. Pero uno de los datos al que más le prestan atención los analistas es el presupuesto que se destinará a investigación y desarrollo: u$s7.000 millones.
A pesar de este dato, que resulta prioritario en una industria como ésta, los inversores no vieron con buenos ojos la operación. Ayer, Pfizer lideró las bajas que se registraron en Wall Street y sus acciones cayeron 10%, cerrando a u$s28,78. La explicación de este comportamiento se debe a que muchos operadores estimaron que se pagó una cifra excesiva por Pharmacia.
Las acciones de la compañía adquirida, en tanto, subieron. Al final de la rueda, los papeles se ubicaron con un alza de 20,45% a u$s39,25 por cada papel.
El producto estrella de Pfizer es el Viagra, que últimamente hizo una fuerte campaña de marketing de la mano de Pelé, y lo más conocido de Pharmacia es el Ibupirac, que se comercializa sólo en el mercado local.
Además, es importante señalar a Celebrex, que en forma de comarketing comercializan ambas compañías, y éste es un dato que habla a las claras: los dos laboratorios venían trabajando en forma conjunta con algunas de sus marcas.
En este mismo momento, los staff locales de ambas empresas están muy alertas. Es que algunos ya sobrevivieron a las megaoperaciones en los que salieron ilesos.
Y uno de los grupos que más está vigilante es el de los visitadores médicos, que no sólo suelen reducirse con las fusiones, sino que quienes logran seguir en carrera saben que deben tomar los vademeeum y comenzar a estudiar. Es que resulta necesario que conozcan las virtudes de los nuevos medicamentos que comenzarán a ofrecer, cuando los profesionales médicos los reciban en hospitales y clínicas.
Pharmacia opera con su planta en Pompeya y Pfizer no tiene producción local.
Por Cristina Kroll