Los Roemmers siguen con las píldoras, pero también buscan un lugar con el competitivo sector olivícola. En el 2004 duplicarán su elaboración de aceite y también de aceitunas.
Un ejecutivo del grupo Roemmers está de viaje, y no precisamente de placer. Fue a golpear la puerta de los grandes retailers de los Estados Unidos, con la intención de colocar productos. No habló de las bondades del Sertal, Dorixina o Amoxidal. Una cadena como Pizza Hut consume 7.000 toneladas de aceitunas por año, 50% del mercado argentino. Ahí apuntó Yovilar, nueva rama de negocios de los Roemmers. Y la elección del mercado norteamericano no es azarosa. Es que en ese país se producen muy pocas aceitunas y también poco aceite de oliva. Según Christoph von Thungen, director de Yovilar, los norteamericanos producen 1.000 toneladas de aceite de oliva al año y consumen 200 mil toneladas en ese período. O sea que comen doscientas veces su producción interna.
Tras la devaluación, el precio del aceite de oliva se puso cada vez más lejos del bolsillo de los consumidores locales. Durante este año, su consumo se derrumbó y se estima que hacia fin de año estaría en la mitad de las 7.000 toneladas que se consumieron en el 2001.
Hoy, la compañía exporta 65% de la producción de aceites. El resto va al mercado interno. Este tipo de aceite es categorizado como de tipo gourment, y su participación dentro de los aceites vegetales es la más bajo en todo el mundo. El aceite de soja se queda con 34% de participación, el de palma tiene 29%, el de colsa 20%, el de girasol 13% y el de oliva apenas 4 por ciento.
Los Roemmers empezaron a sembrar en 1996, a través de la empresa agropecuaria San Juan de los Olivos. Fue cuando eligieron diversificarse y se quedaron en este negocio atentos a que, en el mundo, el aceite mueve aproximadamente u$s10.000.
Al negocio del aceite de oliva ingresaron en 1998, cuando se dieron cuenta de que no existía nadie que fuera capaz de comprar toda su producción. Fue el momento en que, además, se comenzaron a entusiasmar con las aceitunas de mesa. Por eso, este año invirtieron u$s12 millones en Aimogasta, La Rioja. En esa planta se elaboran y envasan aceitunas verdes y negras tipo californianas. En total facturan u$s14 millones al año y en dos años estiman duplicar esa cifra. El consumo de aceitunas en la Argentina es de 150 gramos por año, cuando en los ´40 llegó a ser de 6 kilos anuales. En el nicho de aceitunas se destacan marcas competidoras tales como Nucete y Copisi, y en aceites los principales productores son Arisco, Solfrut, Oleofrut, Laur División Aceites y Refinerías Tauro. Los principales fraccionadores son Arisco, Titarelli, Molinos Río de la Plata y Refinerías de Maíz. Hay un dato curioso: “Casi ninguno de los que se dedican al aceite de oliva participan simultáneamente del negocio de las aceitunas. En general, las megacompañías están más asociadas con los aceites y las aceitunas se dan la mano con el desarrollo de las pequeñas empresas que producen dentro del entorno de las economías regionales”, remarca Von Thungen.
En Yovilar del total producido, 3.000 toneladas corresponden a aceitunas negras envasadas en latas y destinadas 80% a los Estados Unidos y 20% a otros mercados externos. Las aceitunas verdes rellenas, descarozadas, enteras o en rodajas se dividen en 2.000 toneladas a granel que tienen como destino principal el mercado brasilero y 3.000 toneladas envasadas se distribuyen en 30% para el consumo interno, otro 30% para Brasil y 40% está dirigido a otros mercados externos.
Las proyecciones futuras indican un aumento de la producción mundial de aceite de oliva que pasará de 2,5 millones de toneladas para el período 2001/5 a 2,9 millones de toneladas para el período 2016/20. A su vez, se espera que el mundo llegue a consumirlas. Caloi y Clemente, agradecidos.
Por Cristina Kroll