El laboratorio que quiere comprar Pharmacia podría recibir una capitalización. En el país emplea a 200 personas y factura $60 M.

Pfizer es número uno en el mundo, pero en la Argentina tuvo una posición reducida, ¿Por qué se dio históricamente esa situación? En el país, Pharmacia, que será comprada por Pfizer si las autoridades regulatorias de los Estados Unidos lo aprueban, ocupa el puesto número cuatro y Pfizer el 23.  A nivel global, es al revés. Pfizer es una firma que en los últimos años creció mucho internacionalmente a través de nuevos productos. Pero aquí la falta de patentes hizo que no se pudiera desarrollar como en otros mercados. Además, la fusión que en el 2000 se dio con Warner-Lambert en el país no se cristalizó.

¿Cómo es eso?

Warner-Lambert en 1989 tomó la decisión de licenciar su línea de productos al grupo argentino G&M. Más tarde, Pfizer compró Warner Lambert y su cartera de productos quedó en manos del grupo local. Ahora el paquete de Pfizer en la Argentina está dividido. Es decir que para tener una idea del volumen de venta de las marcas de Pfizer en el país habría que sumar ambos negocios, aunque jurídicamente sean empresas separadas.

Cuando cierran operaciones de compra, los empleados esperan reducciones, ¿Qué sucederá en la Argentina?

-Lo que existe es una intención de compra. Uno de los primeros pasos que ya se concretó para avanzar en ese sentido fue la división de Monsanto y Pharmacia. Esto se aprobó hace pocos días, por lo tanto, Monsanto es a través de un spin off una corporación independiente de Pharmacia. Falta que lo aprueben las dos juntas de accionistas y recién se puede decir que tenemos un trato. Aún no tenemos lineamientos respecto de cómo se avanzará con la integración de ambas empresas.

“Si los medicamentos tienen algo de distinto es su capacidad de innovación, que es nuestro principal activo. Sin la innovación desaparece la industria”.

¿Con quién mantienen alianzas de comarketing?

-Tenemos algunas con Bagó, que tuvo una posición muy seria en cuanto al tema de patentes. Al producto que se conoce como Viagra, Bagó la incorporó a su cartera como Lumix y en Pfizer lo vendemos bajo Sildefil.

¿Cuál es el fundamento para hacer comarketing? ¿Simplemente es tener dos productos con el mismo nombre?

-Significa mayor presencia entre los médicos y mayor cobertura. Aquí es casi vital, teniendo en cuenta la cantidad de copias que existen.

¿Hay perspectivas de producir en el país?

-Hace tiempo tomamos la decisión global de centralizar las áreas de producción. Por eso tenemos pocas plantas. En el país tuvimos una en Moreno en la que produjimos hasta el ´98, ahora está desmantelada. La opción de producir nunca la descartamos, aunque si se llega a concretar la fusión Pharmacia lo más probable es que la producción se concentre en Villa Soldati, en la plata de Pharmacia.

¿Esperan recibir alguna capitalización de la casa matriz?

-Tuvimos una capitalización predevaluación. Y probablemente recibamos otra durante este año, pero no podemos estimar montos.

¿Qué opina del impulso de los genéricos?

-No estamos en desacuerdo, sí en la forma en la que se está implementando. No existen los controles que permitan asegurar que los medicamentos sean intercambiables. Nos preocupa que activos como son las marcas se vean limitados en su uso. Se obliga a prescribir por la droga y también que mencionen el nombre comercial del producto. Aunque en algunos lugares se está induciendo a que sólo se utilice la prescripción por droga. Si eso se generaliza, no es bueno para generar empleo ni atraer inversiones. No es un mercado de commodities. Si los medicamentos tienen algo de distinto es su capacidad de innovación, que es nuestro principal activo. Si la innovación desaparece, también lo hará la industria farmacéutica.

Por Cristina Kroll

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