El laboratorio norteamericano Abbott, en medio de un proceso de ajuste de estructuras, solicitó ante el Ministerio de Trabajo de la Nación un procedimiento preventivo de crisis.
El plan de achique de Abbott involucra la desvinculación de 61 visitadores médicos. La compañía ya redujo su cuerpo de agentes de propaganda médica en el 2002, cuando despidió a otros 60. Posdevaluación, ya son 121 personas menos en el plantel, es decir, una merma de 46,5% en relación con los 260 visitadores que empleaba.
Al tiempo que Camilo Gómez Calderón, número uno de Abbott en el país, continuó rindiendo culto a su bajo perfil y optó por no explicar a Infobae la situación, Carlos Moreno, de la Asociación de Agentes de Propaganda Médica -APM-, dijo que el Ministerio no le dio el OK al trámite que presentó Abbott “porque no le entregué la documentación necesaria porque no podría demostrar la existencia de crisis a través de sus balances”.
Los APM están, desde hace días, instalados con bombos y pancartas en las oficinas centrales de Abbott en la zona de Catalinas. Argumentan que el laboratorio “se niega a acceder a cualquier tipo de negociación”.
La decisión de Abbott, según explicaron a través de un escueto comunicado, “es una respuesta a las condiciones actuales del mercado farmacéutico y a la caída de su volumen de ventas en áreas clave del negocio”.
Argumentos y sutilezas
“Cambios como la nueva ley que obliga a la prescripción por nombre genérico y el abastecimiento de licitaciones del Gobierno, por parte de compañías de genéricos no radicadas en el país impactaron en los productos de marca y en el rol que los representantes de ventas tienen en la promoción de los mismos”, agregaron.
Con ese planteo que dispara contra la política de Ginés González García, Abbott fundamentó su decisión de solicitar un recurso preventivo ante la cartera que maneja Carlos Tomada.
La reducción del plantel afectaría las líneas de medicamentos de más alta rotación. El foco lo seguirán poniendo en las medicinas dirigidas a pacientes crónicos que son también las de más alto precio y rentabilidad.
Abbott esgrime que, a pesar del achique, no tiene planeado irse de la Argentina. y que la decisión de reducir el número de representantes de ventas se basó “en el interés que tiene de mantener a largo plazo su operación y el trabajo de más de 400 empleados”.
El laboratorio, que opera en el país desde los ´40, tiene una planta en Florencio Varela y factura unos $77 M anuales según la auditora internacional IMS. Pero si se le suman los productos que saltean el eslabón farmacéutico como los oncológicos y antirretrovirales facturaría unos $240 millones.
Fuentes del mercado aseguran que la planta de Florencio Varela fue elegida para centralizar los envíos hacia el resto de América del Sur. Abbott ya exporta a Venezuela, Colombia, Chile, Uruguay y Paraguay.
Por Cristina Kroll