Fabricantes de fórmulas para lactantes y de alimentos para propósitos médicos específicos están bajo la lupa del programa de inspecciones a establecimientos elaboradores de alimentos. El mismo fue puesto en funcionamiento este año por el Instituto Nacional de Alimentos, el que se encuentra bajo la órbita de la ANMAT.
En este septiembre, la ANMAT trajo a primera plana el programa de inspecciones a establecimientos elaboradores de alimentos, el que está corriendo desde este año.
La iniciativa, que es encabezada por el Instituto Nacional de Alimentos (INAL) -que tiene como titular a Mónica López fue diseñada sobre la base del Sistema de Análisis de Peligro y Puntos Críticos de Control (HACCP). Ver Comunicado.
De este modo, los establecimientos que elaboran, industrializan y/o fraccionan fórmulas para lactantes y alimentos para propósitos médicos específicos se ven alcanzados por la medida. Además, el HACCP, cuyas directrices fueron fijadas con la actualización del Código Alimentario Argentino en el 2008, abarca a aquellos dedicados al segmento de vegetales congelados y supercongelados.
De acuerdo con las autoridades, el HACCP tiene el objetivo de identificar peligros y medidas para su control, a fines de garantizar la inocuidad de los alimentos. Para ello, y con llegada a toda la cadena, desde las etapas de producción primaria hasta su puesta en manos de clientes, el sistema fija una serie de buenas prácticas de manufactura, las que se ubican como «prerrequisitos indispensables» para su aprobación.
Según se informó, el programa de inspecciones está compuesto por tres etapas. La primera consta de actividades de pre-inspección -programación, planificación, organización y análisis previo del plan HACCP-. La segunda refiere a la ejecución -recorrida, evaluación del Sistema HACCP y evaluación documental-. En tanto, la tercera se corresponde con el cierre y el acta de inspección, con la posible certificación.