Los sanitaristas se han constituido en los emergentes de la pandemia del COVID-19 y surgen como puntales para las elecciones legislativas que se llevarán a cabo en el próximo noviembre. Marcan el contrapunto con otra era en la que los ex ministros de Economía estaban a la delantera.
La pandemia logró que en las principales posiciones de las listas para las PASO de este año figuren funcionarios vinculados con el área de salud. De hecho, ministros en funciones o retirados son las grandes apuestas para las próximas elecciones legislativas.
Es el caso de Adolfo Rubinstein, ex titular nacional de Salud durante la gestión presidencial de Mauricio Macri, que encabeza la lista radical que enfrentará a María Eugenia Vidal en la interna de la Ciudad de Buenos Aires. También el de Daniel Gollan, el actual ministro de la provincia de Buenos Aires, que ocupa el segundo lugar de la lista de diputados nacionales del Frente de Todos. La decisión de Gollan ya trajo aparejado cambios en la cartera de salud bonaerense, la que desde mañana miércoles 28 de julio quedará bajo la responsabilidad del actual viceministro Nicolás Kreplak.
Y esta tendencia que ahora pasó a ser parte de «la normalidad» nos hace quizás perder de vista que hasta hace pocos años atrás, las estrellas de las urnas eran los ex ministros de Economía.
La modalidad de apoyarse en outsiders de la política como candidatos en nuestro país fue introducida por Carlos Menem en los ’90 cuando apostó al carisma y a la popularidad de funcionarios impensados como Daniel Scioli, Palito Ortega o Carlos Reutemann. La estrategia se basaba en capitalizar a las celebridades del mundo del espectáculo o del deporte que, a pesar de no tener antecedentes políticos, lograban cumplir el primer postulado de todo candidato que pretende llegar a la función pública: el reconocimiento por parte de los votantes.
En una segunda etapa de esta estrategia electoral los referentes pasaron a ser los economistas. En un país sumido en una crisis económica permanente los funcionarios que demostraron exitosa gestión en finanzas púbicas fueron tentados a formar parte de las listas de candidatos, tanto para sillones ejecutivos como para bancas legislativas.
El caso emblema fue sin dudas el de Domingo Cavallo, que después de 5 años como ministro de Economía de Menem, se erigió en candidato a diputado por CABA en 1997, a presidente en 1999 y a Jefe de Gobierno porteño en el 2000. Posteriormente, más acá en el tiempo se puede mencionar a Jorge Remes Lenicov, a Martín Lousteau, o incluso al actual gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof.
Pero el COVID-19 dio vuelta todo. Y entre las novedades que la pandemia introdujo en la rutina de la gestión gubernamental está, sin dudas, la obligación por parte de los funcionarios de salud de tomar decisiones trascendentes que afectan la cotidianidad social, laboral y sanitaria de millones de personas. El pulso firme a la hora de marcar el rumbo y la capacidad de comunicar de manera simple en un escenario complejo se convirtieron en atributos cruciales.
Rubinstein, que todavía tiene que desandar la interna de Juntos por el Cambio en CABA, y Gollan, que ya se aseguró su lugar en la lista de candidatos a diputados nacionales en la provincia de Buenos Aires, son los emergentes de esta tercera ola de referentes. No hay que olvidarse además de Fernán Quirós, el ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires. Esta vez no forma parte de la foto. Sin embargo, sonaba como opción en este año en que los sanitaristas que surfearon la pandemia se transformaron en la gran apuesta de las urnas.