El logo del laboratorio Phoenix, ahora británico pero de origen nacional, cumplió tres décadas.
El color amarillo siempre fue protagonista y evolucionó en los diferentes packagings hasta alcanzar los diseños actuales.
El mismo lleva el sello del Estudio Shakeaspeare, que en 1984 inicia un aggiornamiento del mismo.
«El amarillo, como color normativo apuntó a transferirle al paciente un mensaje afectivo, lleno de luz, sol y salud», explican desde la compañía.